Al volante: los intermitentes

  Foto: educacionvialyrespeto.blogspot.com

Por motivos académicos, un servidor se ve obligado a realizar en coche unos 80 kilómetros diarios. Gracias a ello, tengo oportunidad de observar ciertas imprudencias al volante de un número bastante grande de conductores. Hoy, inauguro una serie de artículos en los que escribiré acerca de las infracciones más comunes que podemos ver en nuestras carreteras.

El tema de hoy son los intermitentes: ese mundo tan desconocido por algunos.

Ya me lo decía mi profesora de autoescuela cuando todavía estaba yo sacándome el carnet: "los intermitentes son artículos de lujo". Razón no le faltaba. Cada día puedo ver como muy pocos los utilizan.  El gran problema que esto conlleva es que has de adivinar los movimientos de los demás como si fueras el mismísimo Sandro Rey.

Los intermitentes (aunque muchos crean lo contrario) no muerden ni hacen daño. Su uso es totalmente gratuito. No consume más combustible por accionarlos de vez en cuando ni van a quitarte puntos por ello. Para algunos, el intermitente de un coche es como el teletexto: sabes que existe y que está ahí, pero no le haces ni caso.

Foto: arpem.com

Estoy seguro que los hay que piensan que los dos palitos que hay detrás del volante es un manillar de moto por si te aburres de conducir con el volante y quieres sentirte como Dani Pedrosa o Jorge Lorenzo. 

Estos artilugios deberían ser opcionales y que fueran considerados un complemento extra a la hora de comprar el coche. De todas formas, ya funcionan como tal.

Muy pocos utilizamos estas maravillosas lucecitas que no están de adorno y que digo yo que servirán para algo. Dudo que cueste mucho accionar una maldita palanca (que muchos tendrán para estrenar y llena de polvo) hacia arriba o hacia abajo. Vamos, digo yo.

Eso sí, para cuando queremos dejar el coche en cualquier sitio mal aparcado "porque son sólo cinco minutos" sí que utilizamos los cuatro intermitentes, ¿eh?